La ciberseguridad es un elemento crucial para el correcto funcionamiento de cualquier tipo de organización hoy en día. Sin ella, muchas podrían desparecer con un único ciberataque. Por ello invertir en ciberseguridad nunca será un gasto.
Si por necesidad, en un momento determinado, cualquier compañía tuviera que frenar cualquiera de sus inversiones relacionadas con la transformación digital podría hacerlo con todas y cada una de ellas, salvo una: todo lo relacionado con la ciberseguridad de la empresa.
Y es que, de la misma forma que se protege el exterior y el interior de una sede, la parte cibernética es, si cabe, cada vez más importante. A pesar de que cualquier empresa está expuesta a sufrir cualquier tipo de ataque, decidir no protegerse y reducir la inversión que se realiza en ciberseguridad hace a cualquier organización más vulnerable y, por tanto, con más posibilidades de sufrir un ciberataque que le suponga, incluso el cierre de su actividad.
Por tanto, la inversión en ciberseguridad es la única de la que no se debería prescindir nunca. Y lo cierto es que es algo que ha cambiado: las empresas son cada vez más conscientes de que la ciberseguridad es esencial para el buen funcionamiento de su negocio y, desde la más pequeña a la más grande, las inversiones por este concepto, son cada vez mayores.
La manera de afrontar la política de ciberseguridad ha cambiado en los últimos años. Hasta hace relativamente poco tiempo, las compañías se centraban en proteger todo lo que se encontraba dentro de los sistemas de la empresa. Sin embargo, la forma de trabajar, con cada vez un mayor número de empleados trabajando en movilidad, el contacto con proveedores o clientes con acceso externo a información de una empresa o la apuesta cada vez mayor por parte de las empresas de trabajar en entornos cloud ha hecho, que la defensa interna no sea suficiente: los ataques ya no se producen dentro del perímetro.
Dentro de esta nueva realidad, hay un elemento que es esencial en el cambio de la política de ciberseguridad que deben seguir las empresas. Se trata de la nube que ya es una realidad y se está convirtiendo en la plataforma casi por defecto en cuanto a despliegue de nuevas iniciativas. Por ello, los atacantes se centran allí donde hay más datos, allí de donde pueden sacar más rendimiento. Y en la combinación de nube + red + dispositivos móviles es donde está el nuevo ‘maná’ para los asaltantes y donde, creemos, debemos enfocar buena parte de los esfuerzos y protección y defensa.
Además de la nube, los entornos móviles son también un elemento a proteger. Cada vez son más los trabajadores que utilizan sus dispositivos móviles como herramienta de trabajo, y a veces, incluso como la única.
Por esto, las empresas están centrando su seguridad en su infraestructura móvil, pero es crucial que si la organización mantiene elementos fijos conectados con el resto de dispositivos, debemos incluirla dentro de nuestra estructura de seguridad, ya que supone un punto de acceso a la información empresarial. La promoción de los dispositivos móviles seguirá tomando protagonismo, de cara a fomentar la movilidad empresarial. Esta movilidad administrada con éxito supondrá un importante ahorro de costes para las empresas y una mejor comunicación con los empleados y mejor eficiencia en el trabajo, pero si no se hace correctamente, acabará suponiendo más problemas que beneficios.